Soberbia significado bíblico

Con humildad debemos reconocernos como seres humanos, pequeños y limitados, llenos de pecados. Sin embargo, el deseo de hacer el bien, de una felicidad infinita y hasta el anhelo de la inmortalidad confirman nuestro estado de miseria y nos lleva a la soberbia.

En sí es realmente una paradoja, pues tal como el Apóstol Pablo lo explica en su carta a los Romanos 7:15, «no entiendo bien mi conducta, porque no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco».

Para muchos todo el mundo está enfermo de soberbia, pero existe una cura. Como lo dice el Papa Francisco, lo es la humildad.

Soberbia abordada en la biblia

En la Biblia se reconoce la soberbia como el orgullo, arrogancia y hasta ego que puede tener una persona. Esta se manifiesta cuando el individuo actúa con superioridad, pues se transforma en alguien arrogante, que no cree en la igualdad, no ve sus defectos al considerarse casi perfecto y a toda costa logra lo que se propone.

Tales son los efectos negativos que genera la soberbia, que ha sido considerada el pecado fundamental e incluso la madre de todos los vicios.

Para no ir más allá, el primer pecado cometido fue un acto de soberbia. Ocurrió cuando Satanás no quiso reconocer a Dios como su Señor. Posteriormente dicho orgullo fue la trampa que envolvió a toda la humanidad desde los inicios con Adán y Eva.

La Soberbia nos aleja de Dios

Un individuo con soberbia se vuelve autosuficiente y solo cree en sí mismo. Al punto que va por la vida actuando desenfrenadamente. Pero como todo lo malo en la vida, trae deshonra y quebrantamiento.

Desde la palabra de Dios se reconoce que él reprueba y aborrece la soberbia. Y es que, al ser catalogada como altanería, las personas que se sumergen en este pecado ignoran y desconocen a Dios.

San Tomás de Aquino lo reafirma al señalar la soberbia como “un deseo excesivo por uno mismo que rechaza la sujeción a Dios”.

¿Por qué la soberbia resulta peligrosa?

La respuesta está en el libro del Génesis 1:26. Escuchamos que Dios creó al hombre y la mujer a su propia “imagen y semejanza”. De ahí que, la propia existencia como personas humanas se basa en la existencia de Dios y para comprendernos a nosotros mismos y lo más básico de la nuestra naturaleza, necesitamos saber la esencia de Dios y su ser.

Tengamos presente que ante de todo, Dios es Trinidad, es decir, está conformada por tres personas divinas tan unidas en el amor que son inseparables. El Padre es el don para el Hijo, el Hijo para el Padre y su amor es tan completo que se manifiesta en el Espíritu Santo. Con esto la definición de San Juan “Dios es Amor” (1 Jn. 4) se vuelve más clara.

El soberbio asume ese papel, pues tiene la necesidad de demostrar a los demás y a sí mismo, que es alguien superior. Un ser al que se le debe rendir culto, pues se cree digno de alabanzas y aplausos. Aunque en realidad no necesitamos hacerlo, ya que cada uno tiene mucho valor y es muy importante.

La única manera de descubrirlo es con Dios y, por tanto, necesitamos de él. Mientras más autosuficientes y soberbios seamos, dejamos a un lado a Dios. Y cuanto más lejos estamos de él, perdemos de vista lo valiosos y realmente importantes que somos.

Reconozcamos nuestro origen divino y que somos fruto del amor de Dios.

De la Soberbia a la humildad

El Papa lo explicó, pero también todos sabemos que lo opuesto a la humildad es la soberbia. En otras palabras, reconocemos que nos faltan las raíces y las ramas.

Gracias a las raíces y ramas, mantenemos una relación vital con el pasado que nos ayuda a vivir el presente y prepararnos para el futuro. Pero el estar en el presente, sin raíces ni ramas, es vivir el fin.

El hombre que es arrogante queda atrapado en su pequeño mundo y no tiene pasado, ni futuro. Vive con la amargura del dolor que se apodera de su mente como el más preciado de los elixires del diablo.

Una persona humilde, en cambio, siempre se guía por recordar y generar los frutos de sus raíces y ramas. Por tanto, la respuesta al orgullo o soberbia es el camino de la humildad, el cual se inicia al aceptarnos como somos.

Esforcémonos con la gracia de Dios, para luchar y alejarnos de la soberbia lepra del alma y humildemente vivir la verdad.

luis delgado periodista chileno

por Luis Delgado

Luis Delgado (Santiago, 1 de enero de 1980) es un periodista chileno que se especializa en temas religiosos y espirituales. Ha trabajado en varios medios de comunicación y ha publicado varios libros relacionados al estudio de la Biblia.

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