Cuando recitamos la oración a la sangre de Cristo nos reunimos con gratitud en nuestros corazones, conscientes del increíble regalo que hemos recibido a través de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo.
La biblia a través de su palabra nos recuerda que en Él tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados, según las riquezas de su gracia. ¿No es maravilloso pensar en la abundancia de la gracia que se derrama sobre nosotros?, por lo que nuestra oración a la sangre de Cristo debe ser tan consiente y respetuosa, pero siempre cargada de fe.
Oración a la sangre de Cristo
Señor Jesús, en tu Nombre, y con el poder de tu Sangre Preciosa, sellamos toda persona, hecho o acontecimiento a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno, y en el mundo en el cual nos moveremos hoy.
Con el Poder de la Sangre de Jesús rompemos toda interferencia y acción del Maligno. Te pedimos que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen María acompañada de San Miguel, San Gabriel, San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan (nombrar a cada uno de ellos), las personas que el Señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que Él generosamente nos envía para nuestro sustento.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes y pisos, el aire que respiramos y en Fé, colocamos un círculo de Su Sangre alrededor de toda nuestra familia.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos los lugares en donde vamos a estar en este día y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestro trabajo material y espiritual, los negocios de nuestra familia, y los vehículos, las carreteras, los aires, las vías y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar.
Con tu Sangre Preciosa sellamos los actos, las mentes y los corazones de nuestra patria a fin de que tu Paz y tu Corazón al fin reinen en ella.
Te agradecemos Señor por Tu Sangre y por Tu Vida, ya que gracias a Ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo.
Amén.
¿Qué significa la oración a la sangre de Cristo?
La sangre de Cristo no es simplemente un simbolismo, sino una realidad poderosa que nos conecta directamente con la magnitud del amor divino. A lo largo de Colosenses se nos habla de la reconciliación que se logra por medio de Él.
Cabe recordar que, en la cruz, Jesús no solo llevó nuestras cargas, sino que también, a través de su preciosa sangre, hizo las paces entre nosotros y nuestro Dios. Aquí debemos imaginar la profundidad de esta reconciliación que abarca no solo la tierra sino también los cielos.
Incluso, en Hebreos 9:14 nos invita a reflexionar sobre el valor de la sangre de Cristo. Una sangre sin mancha, ofrecida por el Espíritu eterno, que limpia nuestras conciencias de obras muertas.
¿No es un consuelo saber que la pureza de Cristo nos ha librado de la culpa y nos permite acercarnos a Dios con confianza y reverencia?
Adicionalmente, en el nuevo testamento encontramos la hermosa verdad de que fuimos rescatados de nuestras maneras vacías de vivir, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo. Su sacrificio sin mancha, como un cordero perfecto, nos ha comprado para la libertad y la vida eterna.
¿Cómo la sangre de Cristo nos aleja de la maldad terrenal y espiritual?
La oración a la sangre de Cristo nos presenta a Jesucristo como el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. Para el mundo, es una muestra de consuelo saber que somos amados hasta el punto de ser lavados y renovados por la sangre redentora de nuestro Señor.
Por lo tanto, antes de hacer la oración a la sangre de Cristo debes sumergirte en la profunda comprensión de la gracia que fluye de la cruz. Que esta verdad transforme nuestras vidas diarias, guiándonos a vivir en gratitud y amor, sirviendo a nuestro prójimo con el mismo amor que hemos recibido.
Que la sangre preciosa de Jesucristo siga siendo nuestra esperanza, nuestro castillo y nuestra confianza.